Si usted tiene la intención de mejorar sus habilidades en los mercados financieros y está por explorar nuevos horizontes en inversiones, vale la pena estudiar el comercio de los CFDs o contratos por diferencia. Conozca la esencia de este complejo pero interesante producto financiero.
Un CFD (contrato por diferencia) es un producto financiero derivado, es decir, deriva su valor de otro activo financiero. Un CFD le permitirá operar en precios a la alta o a la baja, sin poseer físicamente el activo subyacente. El activo subyacente en la mayoría de los casos es una acción, pero también hay CFD de índices, materias primas y otros instrumentos. De esta forma, usted por ejemplo puede adquirir contratos por diferencia de acciones de Facebook, note que NO se trata de adquirir acciones de ese empresa, una acción y un CFD son cosas diferentes, entonces, operar con CFDs, le permite obtener rendimientos de las variaciones en el valor de las acciones de Facebook, sin necesidad de adquirir acciones de esa empresa (lo cual probablemente nunca hará).
Entonces, ¿qué son exactamente los CFD? De acuerdo con la definición tradicional, un CFD es un contrato entre dos partes, una comprador y un vendedor. Si la diferencia entre el precio de apertura de los activos y su precio en el momento de cerrar el contrato es positivo, el vendedor paga al comprador y, por el contrario, si la diferencia es negativa, el comprador paga al vendedor. Dicho de otro modo, si el precio de las manzanas está variando este mes y usted juega una apuesta con un amigo en la que usted dice que el precio de las manzanas va a aumentar, y su amigo le dice que va a bajar, su CFD sería, comparativamente, su apuesta por la alza o el aumento, por otro lado, podría apostar por la baja o disminución del precio, en ambos casos, dispuesto a asumir el riesgo que la apuesta implica. Si bien, un CFD es mucho más que una simple apuesta, conlleva responsabilidad y riesgo que se gestiona con información y análisis, claro está, siempre sujeta a cambios debido a su relación con el contexto global por el que el curso de una situación puede cambiar de forma favorable o no.
Un CFD no es más ni menos riesgoso que otro instrumento financiero, es diferente, pero cuenta con otras ventajas que amplían el panorama operativo, como beneficiarse no sólo de la alza, sino de la baja, con un depósito mucho menor o más accesible a sus posibilidades. Siempre que se trate de invertir, se debe considerar la propia capacidad financiera, conocimiento y experiencia, para asumir el riesgo implicado en una oportunidad.